me leí el libro de Esther Tusquets la semana pasada y me impactó tanto que he dejado en el flickr dos fotos con dos fragmentos del libro y el post anterior, pero lo increible del caso es que ayer leyendo el libro de Jorge Herralde, Por orden alfabético, encontré que en el capítulo que habla de Esther había escogido justo el mismo fragmento y las mismas frases que yo.
En un mundo utópico, si pudiera escoger una profesión, escogería la de Jorge Herralde, me encanta el trabajo que hace, tal vez no vaya tan desencaminada como creo...
Fui a comprarme el libro a la librería Documenta, le pregunté al chico que estaba sentado de espaldas delante del ordenador y me contestó que no lo tenían, que se había agotado, miré la pantalla y vi que estaba leyendo el blog de Kiko Amat, la escuela moderna. En el segundo capítulo del libro Jorge habla de Kiko.
Estábamos en un bar en Gracia con I. y con J. Le pregunto a I. si conoce a Kiko, me dice que no y al cabo de dos segundos aparece por la puerta.
Leo el viernes en el mondosonoro que lo que más le gusta a Kiko es su balcón, el Culturas de la Vanguardia y hacer el aperitivo en el bar la Costa Brava, no sé qué bar es, al día siguiente al volver a casa lo veo haciendo el aperitivo en un bar, supongo que en el Costa Brava.
Llegué al blog de Carlos a través de su libro El día que me vaya no se lo diré a nadie, me contó que conocía a su hermano, creo, tal vez me lo haya inventado. No guardo ningún mail de todos los que me mandó. Y es duro.
El sábado murió un chico del trabajo, de 34 años, una persona encantadora, pero ahora no quiero hablar de eso.
Quiero hablar de las casualidades. A., el hermano de M., otro fan declarado de Enrique Vila-Matas me recomendó el libro Desde la ciudad nerviosa dónde Enrique habla de la plaza Rovira, en él descubro que Enrique, ya mi escritor favorito, vive a dos calles de la mía.
Y podría seguir, pero creo que por hoy basta...