Era miércoles.
Una hora antes y ahora no estaría estudiando el puto carnet (o escribiendo en el blog pensando que debería estar estudiando el puto carnet).
y ahora, cada día, sin excepción, cuando oscurece, no puedo dejar de pensar, en esto:
Y es más, me llega de golpe la impresión, a modo de súbito destello, de que cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien: todos somos vulnerables, nos sentimos solos, tenemos muchos miedos y necesitamos mucho afecto.
Enrique Vila-Matas en El País