Françoise Sagan
"El equilibrio, para mí, es volver a la cama por la noche sin miedo, y no sentir desaliento por la mañana. Una especie de acuerdo entre aquello que uno piensa de sí y su vida". Sagan conoció ambas cosas, el miedo y el desaliento, pero también la lucidez y la libertad. "Salvo cuando estoy enamorada", solía precisar.
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