Poco después
de empezar mi nuevo papel, regresé con mi terapeuta y le dije: “Ha pasado un año desde que terminamos. Pensé que mi trabajo soñado y el ejercicio me harían sanar, pero todavía pienso en él a diario. ¿Qué más puedo hacer para dejarlo ir?”.
Primero me contó una historia sobre un hombre del que había estado enamorada cuando estaba en sus veintes, hace unos 50 años, y en quien todavía piensa. Luego me dijo: “Tu pregunta es la equivocada. No se trata de soltar ni superar”.
“Se trata de rendir honor a lo que pasó”, me respondió. “Conoces a alguien que despierta algo nuevo en ti, que prende una llama. El trabajo está en poder estar agradecida. Agradecer cada día que alguien cruzó por tu camino y dejó una huella”.
Miriam Johnson
Primero me contó una historia sobre un hombre del que había estado enamorada cuando estaba en sus veintes, hace unos 50 años, y en quien todavía piensa. Luego me dijo: “Tu pregunta es la equivocada. No se trata de soltar ni superar”.
“Se trata de rendir honor a lo que pasó”, me respondió. “Conoces a alguien que despierta algo nuevo en ti, que prende una llama. El trabajo está en poder estar agradecida. Agradecer cada día que alguien cruzó por tu camino y dejó una huella”.
Miriam Johnson
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